Delegación mexicana en Terra Madre – Salone del Gusto 2018
Llegó septiembre y, con él, la gran fiesta de la red internacional Slow Food: Terra Madre, Salone del Gusto, que se celebra cada dos años en Turín, Italia. Es un evento dedicado a la cultura de la alimentación, donde todos los proyectos que tiene Slow Food alrededor del mundo se concentran en un solo lugar. Un total de 5,000 delegad@s de 160 países, más de 800 expositores, 300 Baluartes Slow Food y 500 comunidades del alimento de la red de Terra Madre se reúnen para poder intercambiar experiencias, dar a conocer los alimentos buenos, limpios y justos que se están preservando, compartir vivencias sobre diferentes culturas y herencias gastronómicas, y, por supuesto, degustar los sabores que se están perdiendo ante el sistema industrial alimentario que se impone con su capital.
Asistir a este evento es una experiencia que llena de esperanza y conocimiento para regresar al país de origen con las pilas recargadas y comprometidos a seguir procurando llevar una vida alineada a la filosofía que promueve la red de soci@s y activistas de Slow Food.
En México, tenemos la fortuna de ser un movimiento cada vez más sólido y organizado; contamos con la oficina operativa Comida Lenta A.C., un Consejo Consultivo para la toma de decisiones y líderes trabajando junto a soci@s y comunidades del alimento, para fortalecer los proyectos. Por esta razón, este año más de 60 delegad@s de diferentes estados del país irán al Terra Madre en representación de México.
Productores, cociner@s y divulgadores, muy activ@s, trabajando a favor de la promoción de los principios de Slow Food, conforman la delegación.
Un grupo importante son las y los productores, pilares fundamentales de nuestro movimiento, ell@s son quienes cuidan de la tierra para obtener su fruto sin desgastarla. Guerrer@s incansables que con su práctica nos enseñan que los procesos importan y que vivimos en una interconexión de elementos en equilibrio, cada vez más precario. A pesar de los retos a los que se enfrentan, como la producción y mercado industrial, la falta de recursos económicos, el pago devaluado a su trabajo, el cambio climático, el uso de pesticidas, monocultivos y transgénicos, las y los productores continúan su labor con optimismo y paciencia.
“La producción de alimentos limpios y locales contribuye a cambios de alimentación, a tener una mejor salud, y a evitar enfermedades y la contaminación de nuestro ambiente, además de reducir los kilómetros que viajan nuestros alimentos reduciendo la emisión de carbono. Espero estar inspirando a más personas jóvenes, demostrando que vivir del campo y de la agroecología es posible”, comentó Santiago Aguilar Zilli, líder del Convivium Slow Food Córdoba Altas Montañas y colaborador en la coordinación de comunicación nacional.
“Es un trabajo digno, conserva la esencia de la comunidad. La conservación de la semilla criolla y en particular del maíz y frijol se relaciona con una vida de pobreza, con el proyecto estamos logrando mostrar que esto no es necesariamente así, ejemplificando que, con un proyecto sencillo, con un enfoque distinto, se puede vivir dignamente, logrando un desarrollo sustentable en todas las facetas, en la económica, en la ambiental y en la social”, dijo Emma Villanueva Buendía, productora del Baluarte de Frijoles Nativos de Tepetlixpa.
El grupo de cociner@s son parte de la Alianza de Cociner@s Slow Food, artistas de los sabores que con su labor recuperan saberes ancestrales y valoran lo que se tuvo que hacer en el pasado para tener el conocimiento que conforman culturas gastronómicas. Inspirad@s por abuelas, padres, madres y cocineras se volvieron alquimistas con el fin de ser mejores personas:
“Cocinar es lo que nos vuelve humanos, lo que define nuestra cultura y moldea nuestra identidad. Un ingrediente trasciende culturas. Mi carrera empezó a los 20 años de edad en San Sebastián, España, estudiando en una pequeña escuela de cocina llamada Luis Irizar. Ahí las directoras fueron las primeras en acercarme al producto y a los productores, llevándome a trabajar a los caseríos donde cosechaban y criaban ganado. Fueron ellas quienes encendieron mi pasión por cocinar”, Edgar Delgado Rodríguez.
“Fue la inspiración de los fogones de la casa, el olor del humo, los colores del fuego, pero sobre todo los olores que liberaban los alimentos a la hora de la cocción. Tengo muy presente el fogón como centro de atención, sobre él, el comal en donde se echan las tortillas, al rededor de este, la ollas de los alimentos como los frijoles, el café, las tostadas, las hojas verdes en caldo. Mi pasión por la cocina inició junto a varias mujeres, entre risas y pláticas haciendo tortillas, unas moldeaban y otras torteaban”, Claudia Albertina Ruiz Sántiz.
Por último, el grupo de divulgadores, lo forman investigadores, docentes y promotores conscientes que sin la biodiversidad perdemos culturas, sabores y memorias. Afanad@s en organizar el conocimiento adquirido y ponerlo a disposición de todas aquellas personas que quieren proteger la vida y la alimentación, su quehacer les ha dejado una profunda transformación en sus hábitos:
“Ha cambiado toda mi relación con el alimento y mi entorno, mi forma de ver el campo, la agricultura, ahora volteo a ver todas las plantas que hay en la calle, buscando reconocer cuáles son y para qué sirven; hasta la forma en la que mastico o cómo preparo los alimentos; ahora, si voy a un restaurante o a comprar un producto, busco saber de dónde viene, o cómo se sembró, no he vuelto a ser la misma. En particular tengo mucho interés y fijación con el tema de las semillas, me encanta adquirir semillas a donde voy, y si visito algún lugar donde hay plantas dando semillas, siempre las recolecto. Cuando estoy en presencia de personas mayores me gusta preguntar cómo comían antes y si conocen algunas recetas. Recientemente tuve la oportunidad de platicar con mi abuela y descubrí un ritual familiar peculiar donde, después de cada comida por la tarde las abuelitas horneaban pan de pulque y nata y se lo comían con pulque que todas las semanas les traían de Jocotitlán”, Ireri Elisa Origel Rodriguez, líder del Convivium Slow Food Toluca Xinantécatl.
“La información es una herramienta muy poderosa para tomar mejores decisiones. Si los lectores comienzan a elegir mejor lo que comen o lo que compran, quiere decir que poco a poco esta labor está rindiendo frutos”, Mayra Alejandra Zepeda Arriaga, periodista en Animal Gourmet.
En Slow Food México nos interesa el placer consciente que es posible a través de la ecogastronomía. Vivir la vida de esta forma nos permite valorarla, cuidarla y disfrutarla, no sólo individualmente, sino para que todas aquellas personas que están por venir y habitar este hogar puedan maravillarse del regalo que tenemos.
Este 2018 la delegación mexicana que asiste a Terra Madre Salone del Gusto, es un grupo que pone manos, mentes y corazones a la obra, por un mundo en que alimentos buenos, limpios y justos sean accesibles para tod@s.
*Si quieres saber más sobre la delegación, busca las infografías en nuestra página de Facebook.
Para mayor información contactar la Oficina de Medios de Slow Food México
[email protected]
Twitter: @SlowFoodMex
Facebook: Slow Food México
Slow Food involucra a millones de personas dedicadas y apasionadas de alimentos Buenos, Limpios y Justos. Incluyendo chefs, cocineras tradicionales, jóvenes, activistas, agricultores, pescadores, expertos y académicos en 160 países; una red con 100,000 socios de Slow Food vinculados con 1,500 grupos locales (Convivium) a nivel mundial, contribuyen a través de una afiliación a Slow Food, además de organizar eventos y campañas; además de vincularse con más 2,400 Comunidades de Alimento Terra Madre que practican la producción de alimentos sustentable y de calidad a pequeña escala.