Un convivium es un núcleo organizado de socios de Slow Food, es decir, personas que pagan una cuota anual de membresía individualy que eligen participar activamente en la vida social o a través de los órganos encargados del gobierno de los diversos niveles organizativos de la asociación, tal y como se especifica en los estatutos y en la ley nacional.
El convivium siempre se basa en un territorio sobre el que se tiene una serie de obligaciones: no se limita, por ejemplo, a perseguirun objetivo único, sino que representa a Slow Food en otras realidades del territorio (desde instituciones hasta asociaciones), y además está obligado a dar la bienvenida a cualquier ciudadano que quiera inscribirse en Slow Food.
Una comunidad es un núcleo organizado de personas que no tienen que pagar cuotas anuales individuales para unirse a la comunidad y que no reciben una tarjeta de socio. La comunidad se basa en su objetivo, se limita a representarse a sí misma y a su objetivo y no está obligada a incluir a personas que no pertenezcan a la comunidad.
A partir de ahora, en base a las deliberaciones que se hicieron en Chengdu, los convivia y las comunidades gozan de la misma dignidad y del mismo derecho a hablar dentro de Slow Food. Las políticas de Slow Food se construirán con igual atención y derecho a escucha para ambas entidades.
Todos los nodos locales deben dialogar con el resto de nodos de su territorio: el espíritu fundador de Slow Food y las deliberaciones de Chengdu no permiten conflictos de ningún tipo entre realidades que trabajan en el mismo territorio, aunque tengan características diferentes. El diálogo, la colaboración y el compromiso, por otro lado, no constituyen una limitación a la autonomía de los convivia y de las comunidades dentro del ámbito de sus prerrogativas, como lo establecen los Estatutos Slow Food y los documentos constitutivos.